Día de la Tierra: ocho datos asombrosos que demuestran que los indígenas son los mejores medioambientalistas

21 abril 2017

Tradicionalmente, pequeñas comunidades ‘pigmeas’ se trasladaban con frecuencia por territorios forestales y recogían una gran variedad de frutos del bosque, recolectaban e intercambiaban productos con sociedades vecinas sedentarias. © Selcen Kucukustel/Atlas

Esta página se creó en 2017 y puede contener terminología en desuso.

Con ocasión del Día de la Tierra, que se celebra mañana, Survival International revela algunas de las asombrosas formas en que los pueblos indígenas y tribales son los mejores conservacionistas y guardianes del mundo natural:

1. Los “pigmeos” bakas cuentan con más de quince palabras para designar al elefante
El pueblo indígena baka sabe tanto de elefantes que cuenta con toda una gama de términos para designarlos en función de su sexo, edad e incluso carácter.

Estudios han mostrado que en muchos lugares los bakas conviven con altas densidades de especies amenazadas. Un hombre baka dijo a Survival: “Sabemos cuándo y dónde hay furtivos en el bosque pero nadie quiere escucharnos”. En vez de perseguir las causas que provocan daño medioambiental, los proyectos de las grandes organizaciones conservacionistas exponen a pueblos como los bakas a acosos y palizas, tortura y muerte.

2. Los kogis han contribuido a regenerar un área de tierra degradada
Con la ayuda de un pequeño equipo conservacionista, el pueblo indígena kogi de la cordillera de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia adquirió en 2012 una pequeña parcela de la que fuera su tierra ancestral. Desde entonces, los conservacionistas constatan que la vegetación ha vuelto a crecer, que las aguas se han descontaminado y que los lagos que estaban repletos de basura se han convertido en “hermosas lagunas de agua dulce”.

Mujer baiga de la Reserva de Tigres de Kanha, India, 2013. © Survival International, 2013

3. Los baigas han regenerado más de 240 hectáreas de bosque tan solo alrededor de una comunidad
En la comunidad de Dhaba, en India central, los baigas estaban preocupados porque el departamento de bosques estaba talando demasiados árboles, supuestamente para frenar el avance de una plaga. Protestaron e intervinieron físicamente interponiéndose entre los funcionarios forestales y los árboles.

Su protesta fue un éxito y ahora varias especies de árboles que rodean la comunidad, como el char, el mahuli o el bambú, se han regenerado. Los propios baigas plantaron gran parte de los árboles.

4. Los chamanes tukanos establecen cuotas de caza para su tribu
Un importante estudio antropológico constató que, en Colombia, los chamanes tukanos desempeñan un papel activo en el control de las actividades de caza de la tribu. Contabilizan cuántos animales se matan y prohíben cazar en determinadas áreas donde piensan que la densidad de población animal está descendiendo.

5. Los soligas controlan especies de plantas invasivas mediante el uso selectivo de fuego
La tribu soliga de la India solía prender pequeños fuegos para desbrozar terrenos para su agricultura sostenible. Desde que esta práctica se prohibió en nombre de la conservación de la naturaleza, los ecosistemas locales se han deteriorado porque una especie invasora de maleza llamada lantana ha tomado el control. “El departamento forestal no tiene conocimiento de cómo conservar la naturaleza. Conservamos el bosque durante muchos años. Ellos no saben cómo proteger nuestro bosque”, declaró un hombre soliga.

Los awás cazan en sus tierras ancestrales, en el nordeste de la Amazonia brasileña. © Survival International

6. Los awás no cazan determinadas especies para mantener el equilibrio del ecosistema
El pueblo indígena awá de Brasil vive de la caza y de la recolección en el nordeste de la selva amazónica. Sin embargo, para los cazadores awás es tabú matar a determinados animales, como el águila harpía (en peligro de extinción), los colibríes o los capibaras. Los awás tienen un profundo conocimiento de la naturaleza y del lugar que ocupan en ella.

El territorio indígena amazónico de Arariboia es una isla verde rodeada de deforestación. © Survival

7. Los territorios indígenas son la mejor barrera contra la deforestación amazónica
Esta imagen satelital, y esta, y esta otra también muestran territorios protegidos en la Amazonia brasileña: islas verdes en medio de un mar de deforestación. Cuando proteges los derechos territoriales indígenas, proteges la selva. Así de sencillo.

8. Con sus huertas, los orang aslis crean hábitats y alimentos para los animales
En la Reserva Natural de Krau de Malasia, las huertas frutales de los orang aslis atraen a la zona a muchos animales, incluidos grandes mamíferos. Estas proporcionan alimento y en contrapartida los animales actúan como principales dispersores de semillas, recuperando el rol que elefantes y rinocerontes, que ahora han desaparecido de la zona, antes desempeñaban. La agricultura tribal a pequeña escala a menudo fomenta la biodiversidad.

Para Stephen Corry, director de Survival International: “Los pueblos indígenas han cuidado y gestionado sus entornos naturales durante milenios y ahora hay multitud de evidencias que demuestran que cuidan del medioambiente mejor que nadie. Esto no supone caer en el mito del ‘buen salvaje’: es un hecho científico. Si queremos proteger el medioambiente es hora de que pongamos a los pueblos indígenas y tribales al frente del movimiento conservacionista y medioambiental. Si queremos salvar las selvas, por ejemplo, debemos luchar para garantizar que se mantienen en manos de sus pueblos indígenas.”

Indígenas de Sierra Nevada
Pueblo indígena

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